El páramo MÁS GRANDE DEL MUNDO EN RIESGO
- Daniela Malo Álvarez. 6to semestre
- 22 abr 2016
- 5 Min. de lectura

Los páramos son ecosistemas únicos en el mundo ya que poseen un orden estratégico para la regulación y retención de aguas durante todo el año, además de tener gran diversidad de plantas y animales.
Colombia es el país de los páramos, posee el 50% de los existentes en el planeta, además de ser la principal fuente de recursos hídricos de la nación. Colombia es de los pocos países privilegiados por disfrutar y beneficiarse de sus riquezas naturales, ya que en el territorio se encuentra el 98% de las especies vegetales de páramos que existen en el mundo; a su vez contribuyen a la regulación climática gracias a su capacidad de absorber gas carbónico.
Para los Muiscas, los páramos eran los tesoros más sagrados de la naturaleza, provistos de poderes sobrenaturales que equilibraban el cosmos y la energía del mundo, es tal la armonía de este ecosistema, que el agua es extraída de la niebla gota tras gota, filtrada por las innumerables quebradas y arroyos, dando luz a todas sus hermosas formas de vida.
El ejemplo más significativo de todo este patrimonio innato es el Páramo de Sumapaz, el más grande de Colombia y del mundo. Se encuentra a pocas horas de Bogotá, como un tesoro escondido en medio del gris panorama capitalino; la ruta que se toma para llegar hasta allí muestra de un diverso paisaje: comienza desde la ruidosa y congestionada ciudad; saliendo por el sur se encuentran barrios como El Tunal y Usme, acercándose luego a la contraria realidad de quienes viven en los extremos de Bogotá, por último, se reposa en un tranquilo paisaje rural que se hace eterno por su silencioso recorrido.
Cuando se está a pocos minutos del esperado destino, aparece un detalle que empieza a llamar la atención, se evidencia la peligrosa situación por la que está pasando el planeta: El cambio climático.
En Colombia los páramos son considerados los ecosistemas más vulnerables a los escenarios del cambio climático. Según un informe de Greenpeace Colombia sobre el fenómeno: “Al aumentar la temperatura, las especies que están adaptadas a las condiciones típicas del páramo deben migrar a sitios más altos y fríos en busca de las condiciones ideales para su supervivencia.
Con el tiempo, todo el ecosistema migra a las partes más altas de las montañas debido al cambio de clima. Como consecuencia, los nevados son desplazados y el páramo pierde también parte de su extensión original. Esto conlleva a la desaparición del hábitat de animales y también muchas especies de plantas que viven únicamente en esta zona”, imagínese el impacto sobre los mismos, es fatal e irreversible.
De manera semejante opina Hernando Estupiñan, profesor investigador de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, él explica que el cambio climático no es la única preocupación: “El problema directo radica en la deforestación que se viene presentado con diferentes propósitos, como es el aprovechamiento de recursos madereros, la explotación minera, el establecimiento de cultivos ilícitos, la ampliación de la frontera agrícola, entre otros, que sumados al efecto del cambio climático, generan daños aún mayores a este tipo de ecosistemas”, de esta manera se llega al segundo inconveniente:
Parte de los problemas con los incendios forestales en los páramos se deben a las actividades agrícolas y mineras.

Fernando Sánchez, un guía turístico del Páramo de Sumapaz menciona: “De una u otra manera para poder sembrar en los páramos es necesario el desmonte y la quema de la vegetación natural, después de lo cual se adecua el suelo, fertilizándolo y removiéndolo para que pueda ser cultivado”, sin embargo, “esto afecta la función de la esponja retenedora de agua del páramo, pues ya no hay vegetación que retenga la fuente hídrica, la cual abastece de agua a la ciudad”.
Actualmente se esta promoviendo una reforma constitucional donde se establece la prohibición de todo tipo de actividad minera, ganadera y agricultora en lugares que puedan afectar las fuentes hídricas del país, de esta manera la minería debe salir inmediatamente de los páramos, mientras que la agricultura (por ser una actividad tradicional de los campesinos e indígenas que habitan en el páramo) se considera parte de su identidad y se benefician económicamente de esta actividad. De lo anterior, aconseja Fernando Sánchez que se debe hacer una capacitación a todos los agricultores para manejar la siembra y no dañar el ecosistema.
No obstante y sumado a lo anterior, se encuentra una problemática peor a las mencionadas hasta el momento: la construcción de una hidroeléctrica que evidentemente afectará al primer tesoro natural de Bogotá. Esta construcción de 14 micro centrales hidroeléctricas ubicadas cerca al Páramo de Sumapaz, a lo largo de 50 km del río del mismo nombre, entre la desembocadura del río San Juan y la quebrada de Las Lajas, estaría a cargo de la empresa Emgesa, y afectaría a los municipios cercanos como Cabrera, Venecia y Pandi, del departamento de Cundinamarca, y el municipio de Icononzo, en Tolima.
Existen diferentes puntos de vista que defienden y rechazan esta construcción; por un lado está un estudio del Ministerio de Ambiente que encontró que: “el río Sumapaz es hoy una fuente hídrica determinante en el ecosistema de la región. Hay zonas de bosque, cauces de otros ríos, quebradas y humedales: un emporio natural sujeto a la modernidad”. ¿Pero después de conocer estas problemáticas es conveniente este proyecto para el Páramo?
Por otro lado, los habitantes de la localidad de Sumapaz rechazan el proyecto de Emgesa en el sector. Los campesinos participaron masivamente en una reunión que se efectuó el pasado 2 de julio de 2015, para expresar el rechazo de construcciones que puedan afectar su territorio. El Sindicato de Trabajadores Agrarios de Sumapaz SINTRAPAZ y la organización comunal, juvenil y femenina de Sumapaz manifestaron: “Hemos declarado el ¡NO! a los propósitos de Emgesa y Endesa auspiciadas por el Estado. Hemos caminado y convocado en el Congreso a la Cámara y al Senado. Hemos acudido a la comunidad internacional reclamando su respaldo. Declaramos la decisión de no permitir la entrada al territorio a quienes se empeñan con falacias acabarlo”.
La consigna lo dice: no abandono, no vendo ni empeño este terruño sagrado, como lo amo, quiero cuidarlo, eso le exijo al Estado.
Así concluye este análisis, considerando si es importante transformar el páramo para introducir actividades que lucren a pocos, frente al daño que le generaría al ecosistema y a la comunidad que habita allí. Por otro lado, se deben generar incentivos para que ganen ambas partes, en el sentido de sostenibilidad en la agricultura, ya que los campesinos viven de esta actividad.
Es importante que el ser humano conozca su territorio, así lo puede proteger y conservar, por eso es necesario visitar el Páramo, acercarse a un patrimonio natural que sin duda es el más importante de Colombia y que puede estar en riesgo. Aún se puede salvar con las acciones de las personas, en este sentido, se deben apoyar las iniciativas de la conservación del ambiente en todos los sentidos, desde el hogar, el trabajo y los actos cotidianos.
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