La salud en Colombia, un juego dentro la corrupción
Imagen tomada de: http://www.pcsignos.com.ar
El perverso juego de intereses que se da dentro de las empresas de EPS (Entidades Prestadoras de Servicios de Salud) e IPS (Instituciones Prestadoras de Servicios) que mantienen irregularidades en sus áreas de administración, perjudican a millones de personas del país que son vistos como facturas por los graves casos de salud que se presentan.
Hoy en día se siguen escuchando noticias sobre las consecuencias que ha dejado Saludcoop al pasar sus usuarios a Cafesalud y de ahí ser vendida al conglomerado de Prestasalud por 1,2 billones de pesos, llamándose actualmente Medimás. El derecho a recibir atención de manera eficaz y oportuna deja de ser importante cuando se están generando ingresos por 400 millones de pesos por medio de los usuarios de servicio contributivo y subsidiado. Las quejas sobre la atención y el acceso a los medicamentos se convierten en una odisea en el día a día para los ciudadanos, como bien dice Germán Manga en una de sus columnas de opinión “el tétrico inicio de la nueva EPS se convierte en otro capítulo de la vergonzosa herencia de Saludcoop y Cafesalud”.
Este tipo de falencias no son algo nuevo para los ciudadanos, en Colombia la corrupción en el sistema de salud comenzó desde 1993 con la Ley 100 la cual no solamente ha perjudicado a los usuarios, sino también a los profesionales que se encuentran en las diferentes áreas que estructuran las empresas de EPS e IPS; además de sobrefacturar las cuentas. De este modo se convierte en un negocio que permite ver números con bastantes ceros ante los ojos de sus dueños teniendo la ventaja de sacar una tajada sin que sean descubiertos fácilmente, invirtiendo en nuevos negocios y comprando edificaciones hospitalarias ilegalmente.
Entre los casos de corrupción en salud más nombrados en el país están el Hospital Erasmo en Cúcuta, Hospital San Vicente de Arauca, la EPS Coomeva, Clínica San Francisco de Tuluá y quien lleva la delantera más recientemente es Saludcoop, siendo uno de los desfalcos más grandes de la historia del país con 1,4 billones de pesos por parte de Carlos Palacino.
¿Se está naturalizando este tipo de casos? Muchas de las personas ven ese estado de corrupción como otro de los tantos que hay en el país, el cambio se concentra más como una utopía que una realidad. Se siguen proponiendo proyectos nuevos para el modelo de atención por parte de Medimás, pero la escasa organización que hay para ejecutar los tratamientos, medicamentos, cirugías, entre otros, hacen que las miles de quejas que se han venido presentando empiecen a hacer una pila de papeles arrumados sin respuesta alguna.
Me sigo preguntando constantemente cuando escucho las experiencias de las personas sobre este caso, ¿dónde está la responsabilidad de los empresarios ante la vida de los colombianos?, ¿seguirá el Gobierno en un estado de ignorancia frente a la negligencia de este tipo de EPS?, ¿cuánto tiempo le tomará a el Estado garantizar el derecho fundamental de salud adecuadamente? El panorama se resume en esto, se seguirán cancelando citas, tratamientos, medicamentos, entre otros servicios que se brindan por la continua confrontación de sus socios y la poca experiencia administrativa que existe en esta organización, además, la creación de un plan estratégico consiste en afectar a otras IPS y EPS transfiriendo usuarios con enfermedades crónicas siendo desconocidos ante las otras EPS. De este modo los conceptos manejados en la Ley 1751 del 2015 como accesibilidad, disponibilidad, calidad profesional, entre otros, seguirán plasmados en un papel, ya que aún hace falta un nivel adecuado de formación para ejercer este tipo de cargos con grandes responsabilidades frente a la vida humana.
El sistema de salud colombiano exige cada vez más un profundo cambio, aquí no se habla de mejoras, sino de una nueva reestructuración que posicione a personas con conocimientos humanos, estratégicos y administrativos, sin llegar a caer en las mismas organizaciones burocráticas y monopólicas, a fin de tener los recursos necesarios para atender a los usuarios en gran masa como se ha venido presenciando. La ubicación y la eliminación de estos consorcios monopolizadores de sectores públicos y privados de la salud, en este caso, conllevaría a un verdadero cambio de funcionamiento y planificación para un sistema de salud requerido por la población colombiana.