Costurero de la Memoria en la construcción de una Colombia en paz
Celebración del septuagésimo segundo aniversario del nacimiento de la ONU en el que participo el colectivo de mujeres "El Costurero de la Memoria"
En el marco de la celebración del septuagésimo segundo aniversario del nacimiento de la ONU realizado el pasado martes 24 de octubre, en el Centro de Memoria Histórica, se llevó a cabo un evento simbólico en donde el colectivo de mujeres “El Costurero de la Memoria” como aliado de las Naciones Unidas, hicieron una magistral presentación de 18 tapices en donde el reto fue plasmar aquellos ideales frente a alternativas de desarrollo sostenible por los que ha venido trabajando la ONU y que las mujeres del costurero desearían fuesen realidad en el país.
Diecisiete de los dieciocho tapices fueron expuestos sobre el edificio del Centro de Memoria Paz y Reconciliación, el tapiz que hacía falta se encontraba en manos del “Costurero de memoria” para que los funcionarios de la ONU y demás asistentes contribuyeran a dar las últimas puntadas, como acto simbólico de que las Naciones Unidas trabajan en pro del desarrollo y en cambiar las condiciones de vida de los seres humanos.
DATÉATE habló con Martín Herrero, coordinador de Naciones Unidas en Colombia, quien se refirió al trabajo de la ONU en este país, los retos a los que se enfrentan hoy en día para el alcance de sus objetivos y la importancia del Costurero de la Memoria en la construcción de una Colombia en paz y de su aporte al cambio social.
“Naciones Unidas está trabajando y pensando decididamente en que prevenir los conflictos es primordial, el hecho de tratar que no haya recurrencia a la violencia particularmente en aquellos territorios más afectados por la guerra de estos 52 años nos obliga necesariamente a tratar de pensar, en la medida de lo posible, en que tenemos que trabajar en el cierre de esa brecha, de esos déficits históricos que han generado las causas profundas para el conflicto en el país”.
Para Martín Herrero la labor de las mujeres del “Costurero de la Memoria” es esencial para el aporte del cambio social, por tres dimensiones fundamentales, “por un lado es el hecho de que estas mujeres visibilizan la posibilidad de pensar en la paz, en una sociedad reconciliada en Colombia; en un segundo aspecto, las mujeres del costurero son luchadoras que nos llenan de espíritu y esperanza, son luchadoras precisamente de lo que queremos que sea la paz, que sea la reconciliación, la reparación y la no repetición; y finalmente, es el hecho de que ellas han realizado un trabajo maratónico e increíblemente bello de plasmar con su riqueza constructiva. Los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible, en definitiva, lo único que quieren hacer es que tengamos unas sociedades más justas, más pacíficas y más sostenibles, pero al mismo tiempo que no dejemos a nadie atrás”.
Durante el desarrollo del acto conmemorativo, las “Costureras de la Memoria” invitaron a los delegados de las Naciones Unidas a terminar el último tapiz con algunas figuras de tela que quedarían allí plasmadas y que evidenciaba la esperanza de este grupo de mujeres por contribuir a una sociedad más justa, sustentable y que permita el desarrollo de la calidad de vida de todos los seres humanos en igualdad de condiciones.
Marina Salazar, Cecilia Arenas, Milena Cárdenas, Claudia Chona y Lilia Yaya, acompañadas de otras 8 mujeres, trabajan por la reconstrucción de la memoria plasmando sus realidades, sueños, alegrías y tristezas en estos tapices cargados de un inmenso valor simbólico para la sociedad, en donde, además predominan la reconciliación, la reparación y la no repetición de actos violentos en Colombia. Quienes realizaron los tapices allí expuestos, según cuenta Claudia Chona, fueron contactados por la ONU para plasmar sus realidades y los objetivos que desean ver realizados en un futuro dentro del contexto colombiano. Asimismo, el Centro de Memoria, como lugar emblemático de apoyo a las víctimas e inclusión de la sociedad civil, fue perfecto para simbolizar su necesidad de resarcir y reparar a las víctimas de la violencia.
Claudia, además, afirma que como “Costurero de la Memoria” su objetivo es conseguir la reparación colectiva a través del tejido y las representaciones artísticas, lo cual va encaminado a reconstruir y gira entorno a la metáfora de remendar con aguja e hilo muchas cosas que están rotas, no sólo como individuos sino como sociedad civil. “Con el acto de coser, de juntar los retazos, de remendar, estamos buscando que la sociedad en general se una a un proyecto de recomponer los pedazos de país que están rotos, en vía a construir desde muchos sectores la paz”.
Por su parte, Lilia Yaya, quien tuvo la responsabilidad de intervenir junto con los delegados de la ONU en el discurso a los asistentes del evento, reivindica el sueño de quienes quieren la paz, de las víctimas, del respeto a los acuerdos de paz con las FARC y, por ende, su cumplimiento e implementación en cada uno de sus puntos, los cuales se ajustan a los objetivos y metas del propósito de desarrollo sostenible.
“Defendemos la vida y exigimos sea respetada en todo el territorio nacional, promovemos y defendemos los derechos humanos y somos constructoras de paz (…) Esta es nuestra forma de decir, desde una narrativa diferente, que estamos comprometidas con la vida y la construcción de paz, para un mejor país y un mejor mundo, este es un sueño universal que debemos respetar”.
Luego de que el acto simbólico finalizara, el tapiz número dieciocho fue levantado en una estructura de metal donde la representación y el compromiso de la ONU con las víctimas, el desarrollo sostenible y la lucha contra la desigualdad quedaron allí plasmado, teniendo como testigos a este grupo de mujeres resilientes del dolor que causa la guerra y que día a día luchan por el respeto y la dignificación de la vida, además de propender por alcanzar el ideal de una Colombia mejor y más justa para todos.