Más allá de las medidas
Fotografía tomada de LA FM
El mundo de la moda entra en constantes cambios que cada vez más trata de incluir a las mujeres reales, que se empoderan de sí mismas y se sienten bellas. La moda se basa en gustos, modos de vestir, accesorios, peinados, etc. que se usan en diferentes épocas.
La moda ha tenido transformaciones y hoy en día se considera como uno de los pilares de la sociedad, prácticamente imponiendo estilos y tendencias adecuados. La forma de vestir ha definido a lo largo del tiempo la personalidad y casi que el estatus social. Gracias a la imposición que ha tenido, se puede definir lo que quiere expresar una persona a través de su estilo.
Los diseñadores que están en las grandes pasarelas han dejado muy en claro el tipo de mujer, e inclusive hombre, que quieren mostrar a la sociedad, implantando un estilo de vida y un cuerpo “perfecto” para que puedan seguir estos estilos, pero ¿cuántos diseñadores y grandes iconos de la moda han querido pensar en el resto de estilos?
Esta historia comienza en Neiva- Huila, una niña feliz, con una sonrisa siempre en su rostro, su nombre es Ana María Paternina Tovar. Una niñez marcada por el tamaño de su cuerpo, pero también de su corazón, sus primeros años de vida fueron los más felices porque aún no sentía la presión por verse mejor que las demás.
Ana María Paternina: “Yo crecí feliz, rodeada de una familia muy complaciente en todo tipo de caprichos pero sobre todo amorosa. Tuve una infancia muy bonita a pesar de que algunos integrantes de mi familia me hicieron un bullying, según ellos “cariñoso”, por ser una mujer pesada y de talla grande”.
La adolescencia de Ana se vio llena de imprevistos. Tras la decisión de su familia, llega a vivir a Bogotá para terminar su colegio y continuar con sus estudios, al pasar los años Ana cada vez más se daba cuenta de lo que implicaba ser una mujer con unos kilos de más, porque, aunque en el colegio jamás la discriminaron, siempre la tenían de referencia por ser llamativa entre su grupo de amigas. La adolescencia, como uno de las etapas más difíciles del ser humando, seguía estando marcada por ese bullying cariñoso que menciona.
“Yo empecé a dejar de aceptarme y ver que no era lo suficientemente bella, cuando fui de compras con mi grupo de amigas del colegio y quería una blusa negra y al empezar a pedir tallas me doy cuenta que por mi busto ninguna de las que me gustaba me servía, esto empezó a causarme conflicto porque me sucedía en todas las tiendas a las que iba. En estos momentos es donde me cuestiono sobre cómo nos ve la moda a las mujeres talla grande.”
La industria de la moda ha dejado a un lado a aquellas mujeres de talla grande que a pesar de su tamaño quieren lucir realmente bellas con las tendencias que se exponen. Ana María empieza a ver su cuerpo y su vida de manera diferente y al comprender esta gran industria de la moda, decide lanzarse e imponer su propio estilo en modo plus.
“Cuando entro a la universidad a estudiar Administración, me doy cuenta que aún sigo llamando la atención por mi peso, es ahí donde comienzo a cuestionar, ¿si soy objeto de tanta atención, cómo puedo aprovechar esto y cambiar el chip que muchas personas tienen al respecto sobre nosotras?”.
La vida de Ana da un giro inesperado, las ideas empiezan a tornar en su cabeza y decide hablar con sus amigos de lo que quiere mostrar al mundo tras ser una mujer pesada, muchos de ellos se burlaron y no creyeron, otros, aunque no en un tono muy convencido, comienzan a ver en Ana un poco de carisma para lo que ella plantea.
En una de las tardes donde no hay nada que hacer y el frío de la noche llega, Ana recibe un mensaje de uno de sus amigos: “Hey Ana, cómo vas? Estaba cacharreando por Facebook y me encontré una información que te podría interesar, una de las empresas de casting está solicitando una mujer gorda para un comercial, mañana es el último día para poder participar del casting y sería muy bueno que fueras.” Ana, tras quedar pensativa por esta propuesta, decide asistir y con todo su carisma y actitud se presenta.
“Recuerdo muy bien el día del casting, hicieron una prueba de empatía y carisma en la que me sentí muy cómoda. Al pasar la siguiente semana me llamaron y quede seleccionada. No puedo evitar emocionarme al saber que de ahí comenzó mi sueño”.
Ana María, preparándose para la grabación del comercial, jamás se imaginó que este sería uno de los pilares de su carrera. En la grabación del comercial muchos productores se dieron cuenta del carisma que tiene y comenzaron a llamarla. Su correo personal y su teléfono estaban llenos de llamadas y mensajes del medio para conocer qué es lo que podía dar Ana María. Una noche en las que el insomnio no da abasto, decide crear una fanpage donde empieza a subir contenido de cómo causar empatía y de qué manera se siente bella a pesar de ser una mujer de tallas grandes. Desde ese momento empieza a compartir su página y cada vez son más los medios que la llaman y las marcas que están interesadas en saber el porqué de todos estos mensajes.
“De las cosas más bonitas que me han pasado, es estar viendo cómo muchas mujeres se sienten identificadas con los mensajes que doy, cada vez empecé a tener más respuesta de la gente y algunas marcas me llamaron para patrocinar sus emprendimientos en ropa para mujeres talla grande, de lo que hasta el día de hoy me siento muy feliz y agradecida, porque esto fue lo que me abrió paso en el mundo de la moda”.
Con participaciones en el plus Fashion Week, Semana de la Moda en Neiva, Fashion week Bogotá, entre otros, Ana María fue abriendo camino en el mundo de la moda, y sus seguidoras cada vez más van aumentando.
“Con mi familia todo este mundo fue complicado porque muchos no creían que esta tendencia pudiera llegar a Colombia y que realmente los medios estuvieran captando la atención en una mujer como yo, este principio fue un poco duro porque, por lo menos en las pasarelas en que he estado, mi familia siempre fue como muy tosca en el sentido de verle el lado negativo a todo este tipo de eventos, pero sin embargo, yo siempre he dicho que hay que sacarle provecho a todas las oportunidades que la vida nos brinda”.
Ana María, como modelo empírica, empezó a incluir a sus seguidoras en los eventos. Muchas de las marcas que patrocinan a Ana querían tener en cuenta a esas mujeres de la vida diaria que la siguen p le proponen a Ana empezar a hacer eventos de inclusión para las mujeres.
Pero no todo es color de rosa, si bien Ana siempre ha querido ser una modelo a seguir por su autoestima y no sólo por ser de tallas grandes, las envidias y los obstáculos empiezan a llegar por parte de lo que ella considera ¡una competencia de poderes!.
“Lo que quería mostrar con mi estilo de vida es cómo, a pesar de ser una mujer grande, puedo lograr las mismas cosas que una mujer de medidas perfectas. Al inicio con el modelaje influencié mucho a mis seguidoras porque ellas se estaban dando cuenta cómo en Colombia, principalmente, muchas marcas piensan en nosotras y cómo la mayoría de mujeres que yo las llamo mujeres reales, sí interesan en la sociedad”.
En medio del reconocimiento y este nuevo mercado, Ana empieza a cambiar la vida de muchas mujeres, que a raíz de no tener ese amor propio, piensan en atentar contra su propia vida, Ana jamás se rinde y tras ver que lo que hace le sirve a mucha gente decide empezar a gestionar eventos para conocer amigas y a sus seguidoras, lo cual, sin pensarlo, la convierte en una mujer líder y humilde para el mundo en el que se mueve.
“He pensado en dejar muchas veces este medio porque está lleno de envidias, y como es un mercado nuevo, mucha gente piensa es en sacar fama y reconocimiento del mismo. No he dejado de estar en esto porque me he sentido satisfecha con el trabajo que hago con mis niñas a las que sé que ayudo y motivo para salir a adelante”.
El precio del reconocimiento muchas veces se paga caro y en medio de su vida diaria no faltan los tropiezos para continuar con esta bonita labor. Ana no solo ha mostrado lo importante que es aceptarse tal cual se es, sino cómo a través de la empatía se pueden lograr muchas cosas en medio de una sociedad que está marcada por los estigmas de belleza en particular.
Esta historia de Ana no tiene final, pues ella piensa en seguir apoyando a cientos de mujeres que aún no se sienten bellas y no se aceptan como son. Gracias a la inclusión que últimamente se ha logrado en la sociedad, se siente feliz ya que por fin puede conseguir hasta la ropa con la cual siempre había querido vestirse. Sabe que la moda es un gran paso para que las mujeres se empoderen de ellas mismas y puedan salir al mundo que siempre han deseado.
El mundo de la moda decide adoptar a las mujeres de talla grande para crear empatía con los miles de mujeres de la vida diaria que confían su seguridad en cómo se ven. “Cuando uno se acepta como es y empieza a darse cuenta del valor que tiene, las cosas buenas llegan a la vida y se van dando de manera más natural, es importante conocerse y saber que para que los demás se sientan cómodos contigo, primero tienes que acomodar esos pensamientos que tienes sobre tu apariencia y la manera como actúas”.
En una pasarela, posando de una manera muy sutil pero imponente, sale Ana feliz de hacer parte de este mercado que por fin decidió pensar en aquellas mujeres a las que les sobran curvas y actitud.