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CIERRA EL 2016 Y ENTRA 2017 CON GRANDES RETOS COMO UNIVERSIDAD Y COMO PAÍS


A la fecha de publicación de esta 40 edición del periódico DATÉATE, el país se encuentra en fuertes debates sobre la reforma tributaria, se ha difundido un nuevo documento de acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno Nacional, llega una nueva Ministra de Educación que promete -otra vez- trabajar por educación con mayor cobertura, en detrimento de la olvidada calidad educativa, y con una elección presidencial en EEUU que sorprendió y/o inquietó a muchos. Y mientras tanto, cierra el año con una Uniminuto que ha arrancado múltiples proyectos y programas que apuntan a construir paz y convivencia, entre ellos: una maestría en paz, desarrollo y ciudadanía, el proyecto de Campus de Innovación Educativa para la Reconciliación con el Magdalena Medio CIER-MM, entre otros varios.


En lo político, Colombia vivió un 2016 lleno de emociones fuertes -alegrías de unos, tristezas de otros, odios y alianzas inesperadas entre múltiples actores políticos-, todas bajo discursos en favor de la democracia, la paz, la seguridad y el bien común.


En lo concreto, sin embargo, la pregunta que vale la pena plantear es: ¿qué tan preparados estamos los colombianos y qué tan preparada están las universidades para aportar a la salida de esta crisis?


Más allá de que haya ganado el NO en el plebiscito, inquieta que casi el 63% de los colombianos que podrían votar no lo hayan hecho. ¿cuál es la cultura política que nos mueve a los colombianos? ¿Por qué -escasamente- acudimos a las urnas solo cuando nos convocan ciertos líderes políticos y no cuándo es para decidir un tema tan fundamental como apoyar o rechazar la refrendación de los acuerdos entre el gobierno y un grupo insurgente?


Según EL TIEMPO se trató de la abstención más alta de los últimos 22 años, y se menciona que obedeció a razones como las lluvias, la acelerada convocatoria a las urnas, falta de liderazgo y hasta al huracán Matthew que en la Costa caribe generó una participación inferior al promedio nacional.

Como se menciona ese medio de prensa, es cierto que el país tuvo poco más de un mes para estudiar el Acuerdo, desde el cierre de las negociaciones hasta el plebiscito, que no hubo inscripción de cédulas y que por ello miles de colombianos quedaron sin la oportunidad de votar, pero -en mi opinión- ello no justifica tal índice de abstención.


Se ha hablado de la campaña de manipulación por parte de los impulsores del NO, pero en realidad lo sorprendente es que tengamos una opinión pública tan débil, manipulable, tan frágil.


Es el sector educativo en general, y en cierto sentido específicamente las universidades, las principales llamadas a generar masa crítica en una sociedad, y las que forman ciudadanos y profesionales informados, formados para debatir y proponer salidas a las problemáticas de un país. Es cierto que en ellas -en las universidades- se realizaron debates, incluida -Uniminuto-, y que en los medios de comunicación circularon diversas posturas en favor o en contra de los Acuerdos; ahora bien, ¿es suficiente? Evidentemente No.


Muchos ciudadanos -y seguro estudiantes ¿o profesores universitarios? - siguen identificando lo público – político como un asunto de otros: de algunas élites, de ciertos privilegiados ‘políticos de oficio’, y el resultado entonces termina siendo la indiferencia y las decisiones de las minorías que acudieron a votar.


Como ha planteado el maestro Guillermo Hoyos en diversos espacios: “la democracia se fortalece en el palpitar de lo público” La paz es un bien público y por la tanto nos convoca todos. En esto sí podemos aportar desde las universidades. Debemos formular y realizar proyectos de aula, de investigación, de formación de públicos, de proyección social, que incentiven la formación de ciudadanos activos en la construcción de una nueva sociedad capaz de dialogar y convivir en medio de la diferencia.


Finalmente, los retos en nuestra Facultad de Ciencias de la Comunicación apuntan a consolidar proyectos iniciados como los nuevos postgrados, y a fortalecer la articulación entre programas y unidades, los cuales asume con entusiasmo nuestra decana (e) Eliana Herrera. Como director de Comunicación social – Periodismo, ahora que termina mi encargo en esta posición, agradezco inmensamente a todos los equipos de docentes, a los estudiantes y a todos los demás colaboradores de la Universidad, de la Facultad y del Programa.


¡Muchas gracias a todos y todas!


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