Sí a la vida, no a la minería
“El ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos”, Encíclica del Papa Francisco “Laudato si” (37)
“Hablemos del aprovechamiento sostenible de recursos naturales en Gachantivá; para Cementos Tequendama es de suma importancia mantener un diálogo abierto con la comunidad, con el fin de trabajar en conjunto y en pro del desarrollo del municipio”, así inician las cartillas que Cementos Tequendama S.A socializó ante la comunidad para dar a conocer el mega proyecto de la minería a cielo abierto en Gachantivá, Boyacá.
Después de salir de la reunión, la comunidad se dispuso a opinar: ¿será bueno o será malo lo que quieren hacer con nuestra tierra? Se oyen murmullos. Aunque un porcentaje reducido de campesinos se animaron por la parte del trabajo social que hace y ofrece esta empresa colombiana por medio de la Asociación de Mujeres Tejedoras del Futuro de Gachantivá, que en convenio con profesores del SENA realizan cursos de tejidos y manualidades en crochet y punto de cruz, charlas de liderazgo y emprendimiento para fortalecer el lazo entre Cementos Tequendama y la comunidad gachantivense.
Ana María Prada es la trabajadora social encargada de organizar los proyectos sociales (como la asociación de mujeres y el trabajo con las gallinas ponedoras), quien cuenta que la experiencia con las mujeres campesinas ha sido un proceso de construcción de diálogo, porque a muchas de ellas sus esposos no las deja se partícipes de la asociación, solo porque Cementos Tequendama es el que ofrece los talleres. “Ha sido un trabajo difícil, porque la comunidad es muy cerrada a los cambios para mejorar y hacer crecer el pueblo”.
Por otro lado, están los que hacen ver su clara oposición: “La minería pone en riesgo la disponibilidad de agua, que ha sido muy grave durante esta sequía. Gachantivá es un municipio cuya población es rural en un 80% y vive de lo que produce en su tierra. Eso tiene un arraigo muy fuerte. Una riqueza natural y cultural muy importante para toda la región. El 60% de los atractivos que visitan los turistas de Villa de Leyva están en Gachantivá, pero sin agua todo eso podría desaparecer”, afirma Clara Ángel, miembro del Movimiento Cívico por el Agua y por la Vida de Gachantivá.
La cascada La Honda, en Igua de Pardos, una vereda del municipio boyacense, es rica en recursos hídricos que proveen a Gachantivá. La sequía que se presentó en diciembre de 2015 y enero de 2016 ocasionó la falta de agua en la zona rural y urbana del municipio. Hay lugares que requieren un cuidado particular por su enorme importancia para el ecosistema mundial, o que constituyen importantes reservas de agua y aseguran otras formas de vida. El paisaje montañoso pintado de toda la gama de color verde, hace contraste con el azul del cielo en los días soleados, esta panorámica rodea el pueblo de una biodiversidad especial que inspira una tranquilidad que solo la pueden disfrutar las personas que visitan Gachantivá. La gente hace la charla en la mitad de la calle, todos se conocen con todos o por lo menos el saludo no se le niega a nadie; los tenderos, los niños del colegio y los abuelos son los protagonistas en las calles del pueblo.
Los viernes, en las horas de la tarde, el sonido más atronador es el del camión de alguna cervecera, ya sea Águila o Póker, que llegan a dejar la mercancía. Suban y bajen canastas de cerveza. El camión se demora aproximadamente de 10 a 15 minutos en cada tienda para que queden listas para recibir el fin de semana festivo. El domingo, día de plaza, es el más esperado por todos los comerciantes del municipio y de pueblos aledaños. Empieza a las 5:30 de la mañana con los campesinos preparándose para ofrecer sus productos de la canasta familiar tradicional boyacense, la papa, la yuca y el plátano. Además, ofertan el ganado, los cerdos, las cabras y los chivitos. Son días en los que más se comparte con el otro, se tiene la oportunidad de charlar, de intercambiar información y hasta echar uno que otro chismecito. Es un pueblo en donde cada dos horas se escuchan las campanas de la iglesia para invitar a toda la comunidad a escuchar la palabra de Dios, después ir al cementerio a visitar a los familiares difuntos. El día finaliza con una jugarreta de tejo y unas buenas polas.
El alcalde Jorge Saavedra fue elegido por la mayoría que optó por el compromiso y posición de defensa del territorio contra la minería. Su plan de gobierno incluyó la consulta popular y muchas otras propuestas muy importantes en el tema ambiental y, sobre todo, la visión de un municipio verde con un desarrollo centrado en la agroecología y el turismo comunitario y sostenible. El área total de Gachantivá es de 8.800 hectáreas de las cuales 3.778 hectáreas, el 43% del área del municipio, han sido tituladas o están en solicitud de titulación para minería. Una cuarta parte del área total del municipio, localizada en la parte central, donde viven la mayoría de las familias y donde se encuentran múltiples fuentes de agua y acueductos, bosques nativos y una rica biodiversidad, fueron solicitados por Cementos Tequendama en un título de 2.168 hectáreas para desarrollar gran minería a cielo abierto. Por su parte, la respuesta de la empresa que está haciendo exploración en la zona es “Nosotros tenemos todos nuestros títulos legales, por lo tanto la alcaldía no nos puede decir nada por el trabajo, porque aquí se está pagando un arriendo para nuestra oficina y no se está molestando a nadie con los estudios”. Hasta el momento todo el proceso de exploración de los terrenos sigue en pie y no se detendrá por nada ni nadie. “Descubrimos que en uno de nuestros terrenos no se puede hacer la extracción de piedra caliza ya que tiene mucho roble, pero en ese lugar se piensa hacer un parque ecológico”.
La minería a cielo abierto usa explosivos que, al romper las capas de piedra, provocan pequeños sismos que van a destruir las viviendas de adobe tradicionales, que son patrimonio arquitectónico y la vivienda de los campesinos. El tráfico de las volquetas de día y de noche dañaría las casas y acabaría con la tranquilidad. En Gachantivá se pueden ver ancianos y niños caminando a cualquier hora por las vías, quienes correrán riesgos al transitar sin darse cuenta del paso de estos carros pesados.
Uno de los habitantes de este acogedor pueblo, mientras me acompañaba a buscar datos y a las personas que me hablaran del tema, me contaba que muchos o la mayoría de ellos no apoyan la minería, “porque puede que por el momento se cojan una parte de la montaña, pero después, se van a querer coger todo el pueblito y no queremos que eso pase”. Clara lo vuelve a confirmar: “La mayoría de la gente sabe que eso es lo que va a pasar, por eso quieren poder seguir viviendo en paz, en un lugar donde tienen sus familia y amigos; donde tienen forma de subsistir pobre pero viven dignamente con lo que tienen y con lo que pueden y saben hacer, en donde sus hijos tienen un futuro a pesar de la dureza de la vida cotidiana”. Los opositores se han encargado de hacer pedagogía con la gente de la zona rural y urbana, para que la comunidad se entere del daño ambiental que podría ocasionar aceptar la minería en las veredas del municipio. Los rumores que la gente dice son “nos pueden traer niñas de la vida fácil, porque todos esos trabajadores de minas les gusta es eso”. Hay estudios que comprueban que el índice de embarazos en adolescentes sube en las zonas mineras, añade Clara Ángel.
En la entrada de la oficina de Cementos Tequendama, está pegado el artículo “Se cayó iniciativa que buscaba frenar proyectos mineros en Gachantivá”, que salió en el periódico El Tiempo en redacción con Boyacá Sie7e Días. Le pregunté a Ana María por qué lo tenía ahí pegado, ella me respondió que era un artículo lleno de mentiras que desinforma a la gente. Pero lo que explica el artículo es que los municipios afectados por la minería pueden recurrir a las consultas populares y reformas de los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) para restringir la actividad minera, lo cual antes era solo facultad de los entes nacionales y ahora está en manos de las alcaldías. La consulta popular no se ha podido llevar a cabo, ya que la pregunta que se presentó al tribunal tiene una falla en su formulación en cuanto a la constitucionalidad, pero se está trabajando en la reformulación para volverla a presentar. “La comunidad quiere que haya consulta popular y seguramente la vamos a sacar adelante aunque nos demoremos”, concluye la miembro del Movimiento Cívico por el Agua y por la Vida, Clara Angel.
“Nos están regalando tanques de esos grandes, llenos de agua, pero nosotros sabemos que eso es para comprarnos y pa’ poder aceptarlos, pero no queremos porque eso nos hacen firmar un papel y uno firmando ya le queda como mal al pueblo, porque es como si uno aceptara la minería”, como si un tanque lleno de agua o una gallina ponedora sustituyera el daño a toda una montaña o a la falta inmensa que haría cualquier quebrada a la vida y al medio ambiente.